¿Que leemos?

¿Que leemos?
Revivimos innumerables vidas

viernes, 27 de marzo de 2015

DIALOGO DE MUJERES SABIAS





Diálogos de mujeres sabias de Fina Sanz

En la lectura de este libro nos reconocimos cada una de nosotras en algún momento de nuestra vida,  momentos que no hemos hablado con nadie pero que en la tertulia nos quitamos la palabra identificandonos. Recomendamos su lectura

Dejo aqui el texto de la presentación del libro


El pasado 16 de octubre participe en la  presentación del más reciente libro de Fina Sanz “Diálogos de mujeres sabias”.  Este fue mi texto.

                                             CINCO ENSEÑANZAS.

Leyendo recientemente un libro sobre mujeres, me topé con un texto breve que decía: “Cuando los aspectos femeninos se olvidan, sólo se oyen historias de hombres.  Sin historias de mujeres, sólo nacen héroes masculinos.  Cuando la lengua hablada sólo puede ser entendida por la mitad de la comunidad, se pierde la sabiduría de siglos” (El Tao de las Mujeres, Metz y Tobin, GAIA Ediciones).
 Y esa es la primera enseñanza de este libro dirigido y creado por Fina Sanz, no olvidarnos de hablar entre nosotras de los temas que a nosotras nos interesan,los que nos ocupan, los temas que nosotras necesitamos comunicar.
 En “Diálogos con mujeres sabias”, Fina Sanz reunió en Valencia, a un grupo de 13 mujeres que se notan iniciadas en el arte del autoconocimiento, y formó el Grupo de Reflexión para Mujeres en la Segunda Mitad de la Vida.
 La Segunda Mitad de la Vida, esa etapa en la que, la gran mayoría de las mujeres,  nos sentimos mal porque ya no somos tan jóvenes como antes, porque hemos perdido la capacidad reproductiva,  y la creativa,  se nos queda dormida.   Esa segunda mitad en la que  aparecen arrugas por todos lados, aparecen cabellos blancos que nos hacen ver viejas y no interesantes como a los hombres.  Esa Segunda Mitad de la Vida en la que muchas mujeres que se dedicaron en cuerpo y alma a cuidar de los hijos, las  hijas  y los maridos, un día se encuentran con que TODOS, absolutamente todos se han ido y las han dejado con una soledad que empieza a ser más profunda y verdaderamente incómoda. Época de “adioses”, dice Selma González en el Prefacio, la muerte esta cerca, se mueren los padres, los amigos, los referentes sociales, los amores.
“Es importante visibilizarnos como mujeres maduras, dice Fina,  mujeres grandes, que en nuestra sociedad están en buena parte invisibilizadas o medicalizadas, cuando en otras sociedades serían consideradas mujeres sabias, o en el camino del saber”.  
Y aquí viene una pregunta obligada, ¿cómo nos miramos a nosotras mismas como mujeres en la Segunda Mitad de la Vida?.  Las mujeres del libro son optimistas, y su honestidad les permite ver sus áreas no resueltas, sus puntos vulnerables, “sus áreas de oportunidad”, para sonar más moderna.  Porque escuchándose unas a otras, se ven y se escuchan a ellas mismas.  Aparece entonces la segunda gran enseñanza del libro,tenemos que recuperar los espacios de escucha colectiva. En nuestro país hemos escuchado hasta el cansancio aquello de que: “Mujeres juntas, ni difuntas”, y no lo podemos permitir.  Fina nos dice, “tenemos que recuperar nuestro espacio en el mundo”. 
Bárbara, Isabel, Janira, Blanca, Salomé, Margarita, Celia, María Dolores, Pepa, Candela, Rosalía, Victoria y  María para quienes va mi agradecimiento, se juntaron muchas y  largas horas para hablar de algo más que la menopausia y sus cambios físicos y emocionales.  Estas mujeres que rondan los 60s, encontraron en estas reuniones un pretexto magnífico para hablar de su relación con su cuerpo, de sus temores al envejecimiento con su dependencia e invalidez, de su sexualidad y su “globalidad erótica”, de la falta de ropa para nuestros nuevos cuerpos, pero también de sus placeres, de su proyecto de vida, de su alegría por estar juntas, o en soledad, como ellas elijan.  
“Mis hijos me enseñaron a comenzar el día dibujando una sonrisa”, “El sentido de mi vida lo encuentro en la cultura”, “En la tercera parte de mi vida asisto a propio renacimiento”, “Mis manos son cálidas y mi corazón apasionado”, “La vida es un proceso que disfruto porque me siento una aprendiz”, “intento encontrar un equilibrio entre eso que voy perdiendo a nivel externo y lo que voy ganando internamente”. En estas sencillas frases, algunas de las participantes se definen y se muestran sin temor. Todas ellas tienen algo que enseñarnos, algo que compartirnos, así, como lo hacemos entre nosotras,  con las mujeres que nos queremos.  
En estas mujeres estamos representadas  muchas otras, en nuestros miedos, en nuestra educación de género, en el gran descubrimiento de saber que por lo mismo estamos pasando casi todas.  Las mujeres somos el principal objetivo para señalar y magnificar los aspectos más negativos del envejecimiento.  Y allí estamos con cremas, y tintes y cirugías que nos transforman en “otras”, y no por el hecho sincero de sentirnos bien, sino que en el fondo es para disimular que estamos viejas.  Sentirte bien, ser coqueta, arreglarnos porque eso nos mantiene con una firme autoestima es muy bueno, pero la gran diferencia es cuando lo hacemos porque nos sentimos culpables de que el tiempo haya pasado, culpables de haber vivido, culpables de haber superado el dolor, las crisis, las pérdidas. Y eso es lo que nos hace fuertes, tercera enseñanza del libro“Diálogos de mujeres sabias”, lo vivido, nuestra experiencia, las vivencias bien trabajadas, no nos hacen viejas, sino sabias. 
Estamos construyendo todos los días a una nueva mujer.  Nuestro cuerpo se ha transformado y no se mueve con la misma facilidad , exige más cuidados y más descanso, pero eso no mata las ilusiones ni  los deseos por vivir un mundo mejor.  Para mí la cuarta enseñanza fue la invitación disimulada y manifiesta de mantenernos juntas.  Juntas en proyectos, juntas en la enfermedad, juntas para la solidaridad, juntas para hablar de los temas que nos interesan, juntas en grupos de reflexión, juntas para tener los espacios que nos merecemos, juntas para reírnos. Juntas somos fuerza y podríamos desencadenar cambios notables en este país o en cualquier otro. Pero antes tenemos que eliminar de nuestras cabezas las ideas y pensamientos paralizantes que nos repiten todos los días, yo no puedo, si no lo hago a nadie le importa. 
La quinta enseñanza para mí sería, lograr ayudar a otras mujeres que aun no descubren este camino.  Aquellas que todavía piensan que su único papel en la vida es lavar platos y complacer al compañero en turno, aquellas que por cuidar de los otros se han olvidado de ellas, “la mujer sabia, dicen, empieza regando su propio jardín”.  Aquellas que siguen reproduciendo en sus propias hijas las creencias de minusvalía femenina, y en los hijos, la idea del superpoderoso que merece sin más, recibir los favores de la otra mitad del mundo. 
Quiero finalizar este breve comentario, con un texto titulado “El Silencio”, tomado de El Tao de las Mujeres, de Metz y Tobin.  Gaia Ediciones. 
           
                  “El silencio es la herramienta de los opresores ¡Habla!
                  ¿Quién va a decir la verdad si no lo hacemos tu y yo?  ¡Habla!
                  Si nadie oye nuestras palabras ¿quién aprenderá nuestra lengua?
                  ¡Habla!
                  Si nadie aprende nuestra lengua, ¿quién nos entenderá? ¡Habla!
                  Si nadie nos entiende, seremos mal interpretadas.  ¡Habla!
                  ¿Quién romperá el silencio? ¡Habla!
                  ¿Quién enseñará a nuestras hijas si no lo hacemos tú y yo?
                   ¡Habla!

No hay comentarios:

Publicar un comentario